ÉPOCA VICTORIANA




Este nombre se usa comúnmente para referirse al periodo del reinado de la reina Victoria (1837 y 1901). La Época Victoriana una etapa de la historia del Reino Unido que marcó la cumbre de su revolución industrial y del imperio británico.
La reina Victoria tuvo el reinado más largo en la historia de los monarcas británicos, y los cambios culturales, políticos, económicos, industriales y científicos que sucedieron durante su reinado fueron notables. Cuando Victoria ascendió al trono, Inglaterra era esencialmente agraria y rural; a su muerte, el país se encontraba altamente industrializado y estaba conectado por una red de ferrocarril en expansión. Como se solía decir, “el sol nunca se ponía sobre su imperio”, Gran Bretaña controlaba zonas tan alejadas dentro del globo terráqueo que a toda hora existía alguna de sus colonias iluminada por los rayos del Sol.
Es una época sumamente dinámica: los avances de la Segunda Revolución Industrial sumado a la bonanza económica, generó cambios también a nivel social. Hay un ascenso de la clase media que se hace en desmedro de la aristocracia y que coincide con el surgimiento del proletariado obrero.
La Era Victoriana tiene fama de ser conservadora, pero fue una época de lentas y continuas reformas.
Caricatura del Imperio Británico en el siglo XIX, caracterizado como un pulpo extendiendo sus tentáculos sobre la faz del planeta.

Como características principales hay que destacar:
Ø Exaltación del individualismo. Se hacían grandes fortunas y eso generó un fuerte individualismo.
Ø Fe absoluta en la superación de todas las dificultades mediante el esfuerzo y el trabajo.
Ø Apego a los hechos, a la experiencia, a lo positivo, a lo utilitario.
Ø Exaltación de la sobriedad, del ahorro, del autocontrol.
Ø Estricta separación de los sexos en cuanto a sus esferas de influencia. El hombre es un ser superior en todos los sentidos y la mujer pertenece al ámbito doméstico.
Se consideraba que las mujeres, especialmente las de la clase media, que no necesitaban trabajar para que la familia subsistiera, pertenecían a la esfera doméstica y en ella debían realizar sus labores. Los votos matrimoniales las obligaban a amar, honrar y obedecer a su marido que era el cabeza de familia. En el momento de contraer matrimonio perdían todo derecho sobre sus salarios, sus propiedades (excepto la tierra) y los rendimientos de estas. Su cuerpo y lo que este producía, ya fuera trabajo o hijos, pasaba a pertenecer a su marido. El consentimiento matrimonial daba al esposo el control total sobre su anatomía y la mujer debía entregarse al marido como éste quisiera, además de no poder quejarse si recibía maltrato físico.
La familia victoriana es concebida, no como un núcleo afectivo, sino como un núcleo económico, de seguridad y de descanso para el varón. El mundo de la mujer es el privado y el mundo del hombre es el público. Era el hombre el que reglamentaba los gastos del hogar y determinaba horarios y costumbres. El hombre concentra todo el poder. Salir de un mal matrimonio era prácticamente imposible ya que socialmente el divorcio estaba muy mal visto y las causas para solicitarlo eran muy limitadas, debía soportar con resignación la violencia sexual, el control total, el abuso verbal, la crueldad e incluso las privaciones económicas.
Había una moral sumamente represiva y una actitud de verdadero horror al sexo. El sexo es tolerable en el matrimonio solo si era en función de la procreación. Eso generaba una doble moral. Como en el matrimonio no se debía gozar, esto llevaba al hombre a buscar afuera el placer que no debía encontrar en su mujer. Sin embargo, paralelamente a las estrictas costumbres de la época se desarrollaba un mundo sexual subterráneo donde proliferaban el adulterio y la prostitución.
La irrupción de Jack el Destripador en el verano de 1888 fue devastadora para las prostitutas de Londres. La histeria se apoderó no solo de Londres sino del país entero que leía las noticias en los periódicos con estupor e indignación de que ni toda la policía de la ciudad pudiera detener a un solo hombre.
Se juzgaba negativo demostrar los sentimientos en público: demostraciones de afecto, de risa, de llanto, cualquier demostración excesiva del yo. Todo esto generaba la necesidad de un gran autocontrol. Y generaba también una vida muy hipócrita. Era un mundo muy normativo, muy represivo. En esa época hay también una dificultad para verbalizar las cosas que escapan a lo respetable, a lo que se considera inadecuado. Hay una falta de espontaneidad.

LITERATURA VICTORIANA

La literatura se desarrolla bajo la corriente romántica, donde se representaban amores imposibles y pasiones ficticias. Con el pasar del tiempo y los cambios, acontecimientos como la industria y migración, inspiraron a los escritores a crear novelas basadas en la realidad que se vivía. El trabajo infantil y la pobreza, fueron temáticas recurrentes en las novelas de la época.  A través de ellas se reveló el otro lado de la moneda, pues, si bien una gran mayoría tenía trabajo estable, por otro, cientos de personas vivían en las calles, dedicándose a pedir caridad, o limpiar chimeneas, poniendo en riesgo su salud por las diversas caídas, y por la inhalación de polvo y carbón que se acumulaban en sus organismos.
Hay tener en cuenta que, junto a la revolución industrial, se está produciendo en Inglaterra una revolución social que hacía que millares de personas, hasta entonces analfabetas, accedieran a la cultura de la letra impresa. El escritor se sentía “educador” de estas masas obreras y de clase media. Se explica así el auge del melodrama y las novelas por entregas para satisfacer exiguas necesidades culturales de estas clases sociales.
La literatura no solo sirvió para entretener a las personas, sino para educarlas y despertar su interés por las novelas; de forma particular, la clase proletaria podía identificarse con los libros ya que la temática principal era su rol dentro de la sociedad, además lograban escapar de la realidad por medio de la ficción creada en dichas novelas, como en “Alicia en el país de las maravillas” de Lewis Carroll, donde las personas podían soñar y crear un mundo en el que podían ser felices y olvidar su miseria.
Curiosamente, en ésta época las mujeres se apoderan de la literatura, a pesar que no era bien visto que ellas accedieran a dichos campos, utilizaban seudónimos o se atrevían a publicar sus cuentos, brindando una perspectiva distinta al lector de la condición femenina: sus sentimientos, su forma de pensar, actuar y ver la vida.
Por primera vez en la historia inglesa, las mujeres asumieron un
Jane Austen
papel central. La novela inglesa quedó definida, en gran medida, por las obras de Jane Austen, Charlotte Brontë, Elizabeth Gaskell, y George Eliot. Otras notables figuras de la novela victoriana fueron Anthony Trollope y las hermanas Brontë. Emily escribió una de las más grandes novelas de todos los tiempos, “Cumbres borrascosas” (1847), mientras sus hermanas Charlotte y Anne también escribieron obras memorables. George Eliot es otra destacadísima novelista de la literatura universal, así como George Meredith y Thomas Hardy.
Charlotte Brontë
Dickens se inspiró esencialmente en el trabajo infantil, ya que él vivió aquella realidad, pues procedía de una familia de clase media, y fue obligado a trabajar a temprana edad para ayudar con los gastos de su hogar, sin embargo, su familia recibió una herencia por parte de su abuela, pero su madre, no contenta con eso, forzó a Dickens a continuar trabajando, lo que él sintió como un acto humillante. Es por esto que escribió “Oliver Twist”, la historia de un niño que se enfrenta a la vida y lucha por ganarse el pan de cada día trabajando muy duro y siendo explotado. Relata además la agilidad de los niños, para reparar daños en las diversas maquinarias textiles, ferroviarias, y para realizar otras labores que, difícilmente un adulto podría ejecutar por su complexión física.
Los niños pobres eran obligados a trabajar desde muy pequeños. Muchos ganaban unos pocos peniques como limpia chimeneas, mensajeros, llama-carruajes, limpia carreteras, vendedores de juguetes o de flores y como porta equipajes o paquetes. Otros niños trabajaban junto a sus padres en casa o en pequeños, oscuros y sucios talleres, cosiendo ropa, sacos o zapatos.
La revolución industrial tuvo como resultado la contratación de
muchos niños en enormes fábricas. A menudo eran los operarios de las maquinarias más peligrosas. Los niños que trabajaban en fábricas sufrían una vida muy dura. Las chicas jóvenes que trabajaban en las fábricas de cerillas de Bryant y May tenían jornadas muy largas por un sueldo miserable, trabajaban con material peligroso como el fósforo, que causaba una enfermedad conocida como “phossy jaw” que pudría las mandíbulas inferiores. Los niños comenzaban a trabajar en las fábricas entre los nueve y los doce años, en muchos casos los padres empleaban a sus propios hijos, quienes trabajarían a su lado. Hubo niños trabajando incluso doce horas al día. El empleo de niños para determinados trabajos vino dado por la tecnología de la época. La primera hiladora de algodón era tan pequeña que las únicas personas capaces de trabajar con ella o de arreglarla eran los niños, además enseñársela a manejar resultaba muy sencillo. En la década de 1830 los niños trabajaban uniendo dos hebras rotas del mismo hilo dentro de las máquinas que las enrollaban. Este era el motivo por el que los dueños los contrataban a una edad tan temprana.  
Por otro lado, la sociedad victoriana influenció a artistas como
Robert Louis Stevenson
Robert Louis Stevenson, que a pesar de ser escocés, tuvo una visión externa de la época, que lo empujó  a escribir la famosa novela “Dr. Jekyll y Mr. Hyde”, en donde se describe al hombre correcto, sabio y noble que por las noches se transforma gracias a una poción, en un ser malvado, cruel y despiadado, mostrando así el lado reprimido de un victoriano, ya que en la sociedad era mal visto que las personas expresen libremente sus sentimientos. De hecho, solían guiarse por la moral y un pudor firme. De esta manera la realidad invadió las páginas de los libros, sacando a la luz a una sociedad llena de cambios, avances, defectos, abusos, leyes y valores.