LA TEORÍA – En 1609 Lope compuso, por mandato de la Academia de Madrid, según se desprende de los versos iniciales, un pequeño tratado (“Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo”) que constituye su arte poética. La extensión de esta obra es más bien breve: trescientos sesenta y seis versos endecasílabos.
Lope expone en la citada obra una concepción del arte totalmente desfasada de las preceptivas de su tiempo. Ya el título resulta paradójico. “Arte” y “Nuevo” son dos tendencias antitéticas. Para entenderlo mejor, es necesario situarse en el ambiente polémico de la época. Se enfrentaban entonces dos escuelas: por un lado quienes creían que la obra debía someterse a normas (“el arte”) vagamente proclamadas por los antiguos e impuestas como leyes inflexibles por los tratadistas italianos del siglo XVI; por otro, quienes sostenían la libertad del creador, obediente al mandato de la vida (“el natural”) y despreocupado de las doctrinas.
Sus principios dramáticos pueden sintetizarse así:
• Libertad técnica – “…y, cuando he de escribir una comedia, / encierro los preceptos con seis llaves...”. Esta afirmación inicial del autor supone su desdén por las unidades dramáticas, excepto por la de acción. Dichas unidades eran: la de acción (el drama debe girar alrededor de una sola acción o suceso dramático), la de tiempo (ese suceso debe transcurrir en el término ideal de veinticuatro horas) y la de lugar (la escena no puede trasladarse de un punto a otro). También Lope desdeña la unidad de género según la cual no podrían mezclarse lo trágico y lo cómico, lo noble y lo plebeyo.
• Identidad de vida y arte – A propósito de esta mezcla de elementos agrega Lope: “...que aquesta variedad deleita mucho. / Buen ejemplo nos da Naturaleza / que por tal variedad tiene belleza”. Se afirma aquí que la poesía es vida y no doctrina, pues el fin último de la obra es provocar emoción inspirada en la belleza natural y espontánea. En todo el tratado el autor demuestra que sus ojos están puestos en el deleite de su público. Al justificar ese arte libre dice irónicamente que lo hace “porque, como lo paga el vulgo, es justo / hablarle en necio para darle gusto”.
• Visión totalizadora de la existencia – La obra teatral de Lope tuvo la virtud de encerrar, concentradamente, la aventura humana, atenta a ese espectador ávido de emociones, que aspiraba a que se reflejase en la escena la existencia en su totalidad.
• Estructura externa e interna de la obra – En otro pasaje explica la división en tres actos de la comedia (que antes se dividía en cinco), y agrega (y esto atañe ya a la estructura interna) que el asunto de la obra debe crecer y culminar en un punto, a partir del cual surja la solución. Pero esta última estructura se adecua a la primera (la externa) en el triple movimiento de planteo, nudo y desenlace: “En el acto primero ponga el caso, / en el segundo enlace los sucesos, / de suerte que hasta medio del tercero / apenas juzgue nadie en lo que para”. El último verso responde a un lúcido manejo del acontecer dramático, ya que la comedia, cuya misión es interesar y deleitar al espectador, no debe proporcionar la clave hasta el final, pues perdería uno de sus encantos: el suspenso.
• Verdad sicológica – En otro lugar Lope proclama el respeto por la sicología de los personajes en relación con la realidad. Dice así: “Si hablare el rey, imite cuanto pueda / la gravedad real; si el viejo hablare, / procure una modestia sentenciosa...”, y concluye: “Guárdense los imposibles, porque es máxima / que sólo ha de imitar lo verosímil”.
• Versificación – La polimetría, es decir, la utilización de versos de distinta medida, fue otra de las constantes técnicas de Lope que salvó a su drama de la monotonía melódica del metro uniforme. El autor aconseja adecuar ese verso al sujeto tratado: décimas para las quejas, sonetos para los monólogos, romances u octavas reales para los relatos, tercetos para las cosas graves, redondillas para el amor.
• Lenguaje – La expresión que postula Lope es la directa y sin retorcimientos.
PROCEDIMIENTOS ESTILÍSTICOS – Pasando ahora a los elementos más destacados de su estilo teatral, señalaremos los siguientes:
• Predominio de la aventura – El teatro de Lope se construye, en general, en torno a la intriga que acapara el interés escénico.
• Ausencia de protagonista – Es poco frecuente que aparezca un personaje alrededor del cual gire toda el drama. Lo habitual es que varios de ellos presenten facetas lo bastante acusadas como para reclamar para sí el papel más importante de la comedia.
• Tradición y costumbrismo – Lo popular español, tal como surge a través de las crónicas, leyendas y romances (la tradición) y tal como el pueblo lo vio a su alrededor, en el ambiente aldeano y ciudadano (costumbrismo), obtiene el derecho de ser poetizado. Muy a menudo la pieza se construye en base a una copla o cantar recogido oralmente por el pueblo y finamente interpretado y reelaborado por el autor, o tiene como núcleo dramático la vida de una ciudad, con sus damas, galanes y su mundo propicio para la aventura amorosa, a los celos, al engaño y a los lances caballerescos.
• Realismo e ilusión – La realidad radica, en este teatro, más en el ambiente (modos de vida, costumbres, indumentaria) que en la acción misma. La aventura de los personajes es a menudo irreal o fantástica.
• Lirismo – Todo el drama de Lope está lleno de elementos líricos, en su doble vertiente, popular y culta, según se exprese el alma del rústico o del caballero.
• Sentimientos constantes – Este teatro se caracteriza además, por la presencia de algunos sentimientos que reaparecen a modo de temas constantes. Ellos son:
o el amor: es el motivo de inspiración más grato al autor. Todo acontecimiento se genera en esa fuerza misteriosa y fatal que arrastra a los personajes, para salvarlos o perderlos, como en un torbellino.
o el honor: este sentimiento, al que deben subordinarse todos los móviles humanos, era casi una convención de la literatura española. En manos de Lope se enriquece con una nueva perspectiva. Hasta entonces se le consideraba privilegio de la nobleza y ahora se descubre que, con igual firmeza y mayor valor, anida también en el alma del villano (del rústico hombre del campo).
o la monarquía: el rey, figura adorada por el pueblo casi como a Dios, aparece siempre en una actitud simpática y humana. Es por lo general quien ampara al villano desvalido frente a la prepotencia del noble y muy a menudo el que soluciona las situaciones, aparentemente sin salida, que se han planteado.
o la fe: el firme sentimiento cristiano (otro elemento tradicional de la literatura hispana) anima a los personajes.
LOS PERSONAJES – Fácil resulta imaginar, si se tiene en cuenta la extensión de este teatro, la voluminosa y compleja galería de figuras que aparecen en escena. Pertenecen a todas las clases sociales y a todos los ambientes, y se mueven por todos los impulsos del alma humana. No obstante, merecen especial mención dos creaciones de Lope que resultan inolvidables por distintos motivos: la mujer y el gracioso.
• La mujer - Todas se destacan por su inteligencia, su firmeza de carácter, su ingenio, su belleza y su gracia. A menudo son las que llevan la iniciativa, ya sea en cuestiones amorosas, ya en la venganza del honor ultrajado o en su defensa obstinada y hábil. Siempre parecen superar y dominar sicológicamente al hombre, más ingenuo o frágil en sus pasiones.
• El gracioso – El tipo del gracioso fue otra de las creaciones de Lope, pues aunque ya había aparecido en algunas obras del ciclo anterior, ahora su figura se jerarquiza estéticamente y su intervención se hace constante. Inseparable del héroe, casi siempre como criado, sirve para enaltecer, por contraste, la figura idealista del amo, con su visión antiheroica de la vida; otras veces su comicidad logra distender un clima tenso y es como una válvula de escape a la emoción contenida.