Son dos vertientes
del Barroco español, que no siempre pueden ser claramente identificadas pues
varios autores (aun los más representativos de uno y otro grupo) participan, en
ciertas obras, de características comunes y cruzadas.
a) CONCEPTISMO:
Se lo denomina así porque el
centro de la expresión es el concepto: de allí sus características de síntesis
y profundidad de pensamiento.
Francisco de Quevedo |
Los temas polémicos, agudos,
satíricos, filosóficos, fueron preferidos por los escritores conceptistas, y
expresados por medio de antítesis, paradojas, juegos de palabras, paralelismos,
chistes. Emplea
la mitología, pero solamente con fines paródicos. Hay una gran concisión en el
uso de las palabras: busca expresar sus ideas en el mínimo de palabras
posibles.
El Conceptismo se dedicó
especialmente a los géneros burlesco y didáctico moral, y tuvo más aceptación
que el Culteranismo por relacionarse con el ingenio del espíritu español.
El principal representante
de esta corriente fue Francisco de Quevedo.
b) CULTERANISMO:
La denominación de esta
tendencia deriva del término “cultismo”, con el que se designan los vocablos de
origen latino tomados en su forma original, y que son abundantemente utilizados por los poetas
culteranos. La cultura latina tiene gran influencia no solo en el vocabulario sino
en la presencia de alusiones mitológicas y en el orden sintáctico al modo
latino (hipérbaton) y que resulta violento y de difícil comprensión en la lengua
castellana.
Luis de Góngora |
El Culteranismo aspira a
crear un mundo de belleza absoluta atendiendo sobre todo a los valores sensoriales. Se vale de un
lenguaje culto lleno de latinismos y neologismos, de metáforas, hipérboles,
imágenes sensoriales, antítesis, de referencias a la mitología griega,
de un estilo afectado y difícil que busca la exquisitez de la expresión más que la
profundidad
del contenido. El uso de metáforas responde a un anhelo de esquivar los aspectos
desagradables o neutros de la realidad cotidiana, para atender tan solo a los
que ofrecen algún valor estético.
Este estilo se empleó más en
poesía y su representante principal fue Luis de Góngora.